Reflexión dominical salesiana

11 de diciembre

Acabamos de oír a Jesús decir a Juan que él es el que Dios envía para salvar a su pueblo. Podemos ver esta evidencia en el cumplimiento de la profecía de Isaías: los ciegos ven, los sordos oyen, los cojos caminan y los mudos hablan. Los israelitas de antaño volvieron a Jerusalén cantando después de su exilio; así también los que están entrando en el reino ahora encontrarán alegría y gozo cuando el reino se complete cuando Jesús venga de nuevo.
Tú y yo hemos entrado en el reino a través de nuestro bautismo. Ahora compartimos la alegría esperada de la venida de Jesús para completar el reino.
Pero ese momento aún no ha llegado; el reino no está completo. Tenemos que trabajar para preparar ese día. Santiago nos recuerda que habrá dificultades en nuestro trabajo por el reino. Nos anima a ser pacientes y a mantener nuestros corazones firmes. Le escuchamos ofrecer el ejemplo del agricultor que es paciente, sabiendo que debe esperar las lluvias tempranas y tardías, trabajando y esperando que la semilla brote.
Tenemos que mantenernos centrados en nuestra misión mientras trabajamos. Santiago nos recuerda que la espera puede llevarnos a desenfocarnos y a empezar a quejarnos y refunfuñar. Nos dice que esto es una señal segura de que no nos estamos preparando para su venida. Podemos dejar que las pequeñas disputas y los pequeños inconvenientes nos impidan trabajar juntos con paciencia. Podemos olvidar que debemos llevar la misericordia compasiva de Jesús a los demás mientras nos esforzamos por trabajar juntos con paciencia para hacer avanzar el Reino.
Durante estos últimos días de preparación para el Adviento, resolvamos reclamar nuestra conciencia de la presencia de Jesús entre nosotros y continuemos trabajando pacientemente por su reino. Recemos para que Jesús actúe a través de nosotros durante estos días para que los ciegos vean, los sordos oigan, los cojos caminen y los mudos hablen. Estos cambios pueden ocurrir si tú y yo estamos abiertos a dejar que Jesús trabaje en nosotros y a través de nosotros. Jesús quiere que experimentemos más profundamente la alegría y el gozo que trae a todos los que trabajan para que vuelva a venir en gloria.

(Adaptado de los escritos de San Francisco de Sales)