Por Richard DeLillio, OSFS
“Dios nos hace lo que somos y luego nos da a nosotros mismos como un regalo”, escribe el Padre Richard Rohr, el popular escritor espiritual contemporáneo. Rohr añade: “Dios también nos regala cada momento presente diciendo: Es tuyo haz algo grande y poderoso conmigo”.
Esto me hizo preguntarme si he hecho alguna cosa grande y poderosa con mis momentos presentes. Esta pregunta siguió atormentándome, paseando entre las colinas de Kawatiri, una granja propiedad de mis amigos australianos a los que estoy visitando.
Kawatiri está enclavada en las pintorescas tierras altas del sur de Nueva Gales del Sur, con una buena cantidad de ganado disperso por sus colinas y valles bajos y brumosos, todos en busca de rincones de sombra. Mis cavilaciones internas se interrumpieron cuando vi a una vaca madre alimentar a su hambriento recién nacido.
Permaneciendo absolutamente inmóvil, concedió a su ternero recién nacido todo el tiempo que necesitó tirando y tirando hasta que se sació. Era un acto de generosidad sin reparar en gastos.
Entonces se me ocurrió una idea: de alguna manera, esta vaca madre se unió a Dios convirtiendo este momento presente en un acto grande y poderoso. Dios había dado la vida al ternero, y ahora éste la mantenía con el alimento de la madre. La acción ordinaria y cotidiana del nacimiento de la cría y de alimentar esa vida es un acto grande y poderoso. Y ocurrió en el curso ordinario de la vida recién nacida con la ayuda de Dios.
¿No es ésa también nuestra vida? A veces nos detenemos en medio de lo que estamos haciendo y miramos fijamente un momento presente e inminente, preguntándonos qué nos deparará. A veces tiramos; otras veces, tiramos igual que el ternero hambriento recién nacido que sólo quiere comer y quedar satisfecho. A veces simplemente nos detenemos y contemplamos ese momento presente, tratando de decidir su efecto en mi vida presente, ¡y nos alejamos!
Todo se reduce al gran riesgo, dijo Rohr: Es tuyo hacer algo grande y poderoso conmigo. La vaca madre hizo precisamente eso. Se aleja, esperando su próximo parto. Yo me alejé, confiando en Dios y en su próximo regalo.
“Dios nos hace lo que somos y luego nos da a nosotros mismos
como un regalo”. P. Richard Rohr